Nací en un hogar que no tenía a Dios muy presente. Creían que todas las religiones llevaban a Alá. A los 16 años, una amiga me habló sobre como ella creía en Alá. Empezamos a ampliar nuestra amistad y en cada reunión leíamos la Taurat y el Inyil.
Yo era muy rebelde, tomaba mucho alcohol, salía a fiestas y era muy incrédula. Crecí en un hogar destruido y mis padres me rechazaron. Todo lo que hacía no me llenaba el vacío que sentía, y la represión estaba continuamente en mi vida.
Pero desde que estudié la Taurat y el Inyil con mi amiga, aprendí que Isa al-Masih se sacrificó por mí. Me di cuenta que Él tiene amor por cada uno de nosotros, así que mi vida fue cambiando.
El vacío y la tristeza que había en mí fueron transformándose en paz y alegría. Alá envió a Isa para salvarme y darme un lugar en el cielo. Él quiere que hable a otros de lo que Isa al-Masih ha hecho por cada uno de nosotros.
Haleema
comenta en este foro tu punto de vista